Saber a qué proveedores evaluar —y con qué profundidad— es una necesidad estratégica. La Matriz de Kraljic, una herramienta ampliamente reconocida en el campo de las compras y la logística, permite segmentar a los proveedores de forma inteligente, en función de su impacto en el negocio y el riesgo asociado a su suministro. Aplicar esta matriz como base para decidir qué proveedores deben ser calificados permite optimizar recursos, reducir riesgos y fortalecer relaciones clave.
Desarrollada por Peter Kraljic en 1983, esta matriz propone analizar cada proveedor a partir de dos dimensiones principales: el impacto que sus productos o servicios tienen en la operación o estrategia del negocio, y el nivel de riesgo que implica su adquisición, considerando factores como la disponibilidad, sustitución o estabilidad del mercado. A partir de esta evaluación, los proveedores se clasifican en cuatro grupos, lo que permite definir distintas estrategias de gestión y seguimiento para cada uno.
Cuando esta herramienta se integra al proceso de calificación, permite establecer prioridades claras. Los proveedores estratégicos —aquellos cuya relación es crítica para el funcionamiento del negocio y cuya sustitución resulta difícil— deben ser calificados con máxima prioridad. Validar su desempeño, su solidez financiera, su cumplimiento legal y su capacidad operativa es esencial para proteger la continuidad del negocio y prevenir disrupciones. Por ejemplo, una empresa constructora que trabaja con un proveedor exclusivo de estructuras metálicas certificadas dependerá de su continuidad para cumplir cronogramas e hitos claves. Validar su desempeño, solidez financiera y cumplimiento normativo se vuelve fundamental para evitar disrupciones.
También es recomendable evaluar a los proveedores clasificados como cuello de botella. Aunque su impacto directo puede ser menor, representan un alto riesgo si llegan a fallar, debido a su baja sustituibilidad o condiciones específicas del servicio. Una calificación adecuada permite anticipar posibles alertas y establecer planes de contingencia.
En el caso de los proveedores de apalancamiento —aquellos con impacto alto pero menor riesgo de sustitución— la calificación puede ayudar a negociar mejores condiciones, asegurar la calidad y mantener relaciones alineadas con los objetivos estratégicos de la empresa. Pensemos en un proveedor de materiales de oficina o tecnología común: su volumen de facturación puede ser alto, pero existen múltiples opciones similares en el mercado. Evaluarlos permite asegurar continuidad sin comprometer costos o calidad.
Finalmente, para los proveedores considerados no críticos (por ejemplo, impresiones promocionales o artículos de mercadeo), puede aplicarse un enfoque de monitoreo más básico, asegurando que cumplan con los estándares mínimos requeridos sin necesidad de un análisis exhaustivo.
La principal ventaja de segmentar a los proveedores antes de calificarlos es la optimización de los esfuerzos de evaluación. No todas las empresas deben pasar por el mismo proceso ni al mismo nivel de profundidad. Esta estrategia permite enfocar recursos donde realmente se genera valor y donde los riesgos son más relevantes. Además, permite fortalecer la gestión de compras, alinear decisiones con políticas de cumplimiento y reforzar la responsabilidad empresarial frente a entes reguladores o clientes exigentes.
En conclusión, aplicar la Matriz de Kraljic como base para decidir qué proveedores deben ser calificados es una práctica altamente efectiva para construir cadenas de suministro más sólidas, eficientes y seguras. En Inteldata Calificadora de Riesgo C.A. , acompañamos a las empresas en este proceso, ofreciendo modelos de calificación flexibles, técnicos y adaptables, que convierten la información en decisiones estratégicas.